miércoles, 14 de septiembre de 2016

COMO SUPERAR LA ADICCION A LAS COMPRAS Y NO SER UN CONSUMIDOR COMPULSIVO

Se la llama la enfermedad invisible, porque nadie la advierte como tal, ya que a la persona se la considera por lo general frívola o caprichosa, cuando en realidad ésta padece un alto grado de sufrimiento y de incapacitación. Los expertos advierten que el deseo de comprar, una forma para hallar la felicidad, proviene del exterior más que del interior, debido al acoso que hace la publicidad. Aunque otros hacen hincapié en que el problema está en la persona, siendo difícil delimitar cuándo el entorno, una época o una situación, da lugar a una conducta adictiva. El consumo compulsivo afecta sobre todo a mujeres y jóvenes; y se trata de una patología que puede encubrir una depresión, ya que la persona en cuestión sólo siente satisfacción cuando compra. Después, debido a los problemas de conciencia (por el gasto indebido que hizo), cae en un estado depresivo; y el no poder ir de compras le provoca una profunda tristeza y una gran ansiedad. Al igual que sucede con las drogas, la necesidad de consumir se hace mayor cada día.

El síndrome de los adictos a las compras se llama oniomanía o shopaholics (en inglés). Esta una patología que se empezó a estudiar como síndrome psiquiátrico en los Estados Unidos (dónde sino) en la década de los ochenta; allí se hablaba del buying spree (el frenesí de la compra). Se trata de un problema que se sufre durante todo el año, y no en épocas de liquidaciones como dicen algunos. En esa época sólo se exacerban los síntomas, pero el adicto se caracteriza, como se dijo, por la repetición insistente del deseo de gastar.
En el caso de que te llenes de objetos los cuales no necesitas, sientas más placer por comprar que por los elementos adquiridos, gastas más de lo que tienes o las compras te traen algunos problemas en casa, es momento de que te tomes un momento para ti y observes qué anda mal. Mira un poco para tu interior, repasa cómo va tu trabajo, tus afectos, qué imagen tienes de ti misma, el lugar que ocupas en tu vida social, entre otros cosas. Porque, en definitiva, comprar de forma compulsiva significa que algo no está bien, puede que sientas un vacío que no sabes cómo llenar (el conocido vacío existencial), o que te permita destacar socialmente (demostrando que tienes dinero), etc.
Las soluciones
Para los casos más extremos existen diversos tratamientos psicológicos muy efectivos, como son las reuniones semanales de psicoterapia en un tratamiento cognitivo-conductual. Aunque también se pueden adquirir nuevos hábitos, fáciles de aprender, para salir del problema. Por ejemplo, se recomienda en los momentos de euforia salir a divertirse a lugares que se encuentren lejos de grandes almacenes o tiendas; antes de salir de compras armar una lista en el hogar y luego limitarse a adquirir los artículos incluidos en el listado; tratar de no salir de compras en soledad; empezar a pagar en efectivo y restringir lo más posible las tarjetas de crédito. Se recomienda tratar de disminuir cada día la cifra que se permite gastar y llevar una lista con los gastos diarios -es ideal tener un control de los pagos con tarjeta-


Soy un compulsivo. ¿Qué puedo hacer?

  • Piense qué quiere, qué le pasa, cómo se encuentra y busque qué alternativa existe, distinta de la de ir de compras. Recupere viejas aficiones o incorpore nuevas, y cultive sus amistades.
  • Hable de su problema con personas de su entorno o con aquellas que lo hayan superado.
  • Antes de salir de compras, redacte minuciosamente una lista con el propósito firme de no salirse de ella. Cada nuevo producto debe tener su propia justificación.
  • Compre con dinero en metálico y deje su tarjeta de crédito en casa.
  • Antes de comprar algo, piense en la utilidad que va a darle y si no la tiene, desista de su intención inicial.
  • Revise semanalmente la marcha de su economía, el listado de gastos y en qué se han producido. Subraye en rojo los gastos inútiles o poco justificados.
  • Si algo le gusta, no lo compre de inmediato, concédase unos días, coméntelo con alguien y, posteriormente, decida.
  • Si está convencido-a de que no puede superar su adicción o ha fracasado en varios intentos, acuda al psicólogo.
  • La empresa no es fácil, pero recuerde que cada vez que controlamos impulsos irracionales que nos perjudican y los vencemos, hemos conseguido una victoria que nos hace más libres. Las adicciones nada tienen de bueno y cuando las vencemos a base de inteligencia, voluntad y esfuerzo, reafirmamos nuestra personalidad y mejoramos nuestro equilibrio emocional y calidad de vida.